No sé si todos somos santos; yo, lo dudo, pero todos tenemos nuestro día. Y hoy es el día de todos los santos.De todos.es decir, de la mayoría, de los desconocidos, de los que no tienen altar, de los que han pasado por la vida sin estridencias, de los que no han hecho milagros, ni se les ha ocurrido, a no ser el milagro de continuar viviendo como Dios manda, el milagro de currar diariamente por obligación y por devoción, el milagro de sonreír a tiempo y a destiempo, el milagro de colocar la mano sobre el hombro cuando el hombro necesita una mano sobre él, el milagro de callar a tiempo, el milagro de no callar cuando no se debe, el milagro de la vivencia y de la supervivencia, el milagro del amor y de su constancia, el milagro de seguir creyendo a pesar de las dudas, que no son pocas y consistentes.
Hoy es el día de todos los santos, de los santos de todas las religiones, de los santos de todos los colores, inclusive de los colores ideológicos, de los santos de todos los esfuerzos, de los santos de todos los quebrantos, de todas las alegrías, de todos los sinsabores, de todos los sabores.Hoy es el día de los que ya se fueron, y de los que todavía estamos, inclusive de los que vendrán.Hoy es el día de los buenos, que somos todos, o casi , pero en cualquier caso, mayoría. Hoy es el día de los esperanzados, de los confiados, de los esforzados, de los empeñados, de los torturados, de los que aguantan contra viento y marea, de los que impulsan a los demás a que aguanten.
Hoy es el día del ser humano en su camino hacia la felicidad, pues es el camino de la santidad.Hoy es el día de la especie humana que sigue confiando en sí misma, a pesar de las incongruencias, a pesar de las dudas, a pesar de los fanatismos, a pesar de los falsos dioses, a pesar de los falsos dogmas, a pesar de las creencias falsas.
Hoy es el día de quienes creen no tener día que los compense, de quienes quieren tirar la toalla pero se dan una nueva oportunidad, de quienes miran una vez más hacia el horizonte, hacia lo alto, hacia el infinito. Hoy es el día de todos los que, sin saberlo, son santamente inocentes, impíamente perseguidos, deshonestamente difamados, vilmente incomprendidos.
Hoy es su día, mi día, el día de todos los que creemos que hay que vivir diariamente el día a día, la creencia ininterrumpida, la esperanza que se cumplirá.
Pues bien, si hoy es el día de nuestro santo, pongamos en ese altar nuestro nombre y lo reverenciemos.Quiero decir, en vez de andar de puertas afuera solicitando favores, abramos nuestra puerta para buscar dentro de nosotros el favor que necesitamos. No hay santo que pueda complacernos mejor que nosotros mismos. No hay nadie que sepa mejor de nuestras necesidades que nosotros mismos. Hoy es el día de nuestra fe.
ADOLFO CARRETO HERNÁNDEZ
Del libro: EL DÍA DE TU SANTO - TOMO IV-
martes, 1 de noviembre de 2011
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2 comentarios:
Leyendo este texto de Adolfo,tan profundo y sencillo, porque se entiende todo,me quedo con una frase que lo resume todo y ,que sin duda, abre las puertas a otras muchas."No hay nadie que sepa mejor de nuestras necesidades que nosotros mismos." Un abrazo.Félix.
Por un momento pensé que lo había escrito Charo, pero el texto es del inconfundible estilo de Adolfo. Siempre vigente. Un abrazo Salva.
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