viernes, 6 de julio de 2012


¡Ay, Sa otrasvonarola! ¿ Quien es Savonarola? ¿ Un político? ¿ Un vidente? ¿ Un santo? ¿ Un ambicioso? ¿Un reformador? ¿ Un loco? Posiblemente un poco de todo. Es más que nada, la conciencia de toda época. También de todo individuo, la lucha desenfrenada entre el bien y el mal, la discordia, la concordia, la persistencia, la obediencia y la desobediencia. ¡ Ay, Savonarola! es una novela desenfadadamente agresiva, santamente desidente, escandalosa a veces y de dulzura sin par; todo ello matizado a través de un lenguaje exquisitamente poético aún en los momentos de mayor quebranto de los personajes. Una novela en dos tiempos: le edad media y el presente. O, quizá, en un solo tiempo: el tiempo del devenir humano en sociedad, sumido en la vorágine de la existencia. Una novela estremecedora, cautivante, irresistible, apta para reír y para llorar, con humor y dolor. También para gozar. ¿ Quién es Savonarola? Posiblemente usted mismo, o su desgarrada conciencia, sin haberse dado cuenta de ello. Después de conocer a Savonarola estamos absolutamente  de que jamás podrá vivir al margen de él: ni para bien ni para mal.

ADOLFO NOS QUEDA TU PALABRA.

EN TU PARTIDA

22 DE JUNIO DEL 2012

Y permanecerá  ya de por vida, fecha inolvidable, fecha de la partida, al mundo de lo eterno, al mundo del recuerdo, al mundo de los grandes interrogantes, al mundo al que acudimos constantemente todos los seres humanos que aquí tenemos
parte de nuestra vida y que no nos que más remedio que alzar la mirada a lo alto y lanzar hasta allí nuestra mirada, nuestro corazón y nuestra alma para intentar comunicarnos con ellos, allí van nuestros deseos de que estén bien, nuestros anhelos de que ellos sean nuestros ángeles custodios, que ellos nos protejan, hasta allí
llegan nuestros suspiros, nuestros  anhelos, todo aquello que anida en nuestro corazón y nos gustaría trasmitírselo a ellos, por eso yo cada día contemplo el cielo, miro a las estrellas y allí querido hermano te encuentro, me comunico contigo, te trasmito mis alegrías , mis dudas, mis deseos, te cuento como va todo aquí , te pregunto, te digo, y en silencio te escucho.
Son ya cuatro años Adolfo que nos dejaste, es increíble como va pasando el tiempo,  pero lo que también es verdad, es que no hay ni un solo día que no te recuerde, me envuelven muchas cosas tuyas, tus libros, tus fotos, tus canciones, tus recuerdos de otra índole, son tantas y tantas cosas el que hace, que tu sigas presente que puedo decirte, que en verdad, no te has  ido.
Desde aquí mi cariño vivo y mi continuo recuerdo.